Qué sentimos cada vez que nos sentamos a crear? Qué ideas se nos cruzan por la cabeza cuando estamos en pleno proceso creativo? A mí me pasa muchas veces que me encuentro hablando conmigo misma, no puedo parar de pensar.

El proceso de crear algo con nuestras manos tiene varios pasos, en los que los sentimientos se cruzan, se encuentran y conversan o discuten. Puede haber partes del proceso que disfrutemos más y otras que nos resulten más frustrantes. Pero no dejamos de hacer (o sí, pero es sólo por un rato) la sensación de nuestras manos bailando al ritmo de nuestras ideas es incomparable y sólo quien disfruta de este momento lo puede entender.Un proyecto es impulsado por una necesidad o ante la necesidad de resolver un problema (desde hacer un regalo hasta algo que nos mejorará la vida) pero siempre alguna de éstas es el punta pie, y ahí comienza esa idea a rondarnos por la cabeza, por unos días probablemente pensemos mucho en eso, nos pasemos un buen rato en Pinterest (o en este blog!) hasta que nos cierra por completo y sentimos que ya tenemos la solución (es un momento lindo este, cuando decimos “Siiiii, Ya descubrí cómo lo voy a hacer!”)

Ahora empezamos a buscar los materiales, y acá hago catarsis con ustedes. No se imaginan lo difícil y frustrante que es este paso para mí, viví toda la vida en el interior del país, y de verdad que es muuuuuuy difícil conseguir lo que esperamos. Por otro lado (vamos Flor, a buscar el lado positivo) es el momento en el que despertamos la creatividad de resolverlo, si no conseguí el botón del color que esperaba “OK, lo puedo hacer forrar con este pedacito de tela que me encanta y no se en que usarlo” y ¡GUAU! El resultado puede ser mucho mejor del esperado.

Hasta que, por fin, llega el momento más esperado para nosotras, el que probablemente más disfrutemos ¡manos a la obra! Ahora es cuando vamos a aplicar todo nuestro conocimiento en esa técnica, o mejor aún nos embarcamos a aprender una nueva. Creo que este es un espacio de emociones encontradas, es una revolución de sensaciones. Al principio hay mucha expectativa y ansiedad, no paramos de imaginar cómo va a quedar puesto o ahí en el rincón para el que lo pensamos. Nos sentamos cómodas, dispuestas a dedicar nuestra próxima hora (o el ratito que tengamos) y tomamos el material, lo empezamos a acomodar, a enredar, a mezclar ¡empezamos a divertirnos! Poco a poco la mente empieza a pasar a un estado de “flow” (como denomina este momento Ken Robinson en su libro “El Elemento”) empezamos a sentir que la mente se va, en pensamientos, en diálogos, en recuerdos, a donde se nos dispare. Perdemos la noción del tiempo, esa hora se hicieron dos y nosotras ni cuenta nos dimos, alguien por ahí empieza a preguntar algo pero muy bien no escuchamos (o respondemos en automático) en este instante me solidarizo con las mamás que tienen niños pequeños (quiero saber cómo hacen!!). Hasta acá todo es de color rosa y felicidad, bastante ideal, no? Hablemos de hacedoras a hacedoras, a veces este momento también se puede convertir en uno frustrante, cuando en el proceso no vamos viendo los resultados esperados o cuando ya desarmamos por 5° vez y aun no hay caso, la técnica que queremos aprender no nos sale, si somos obsesivas perfeccionistas también puede resultar incómodo este momento. Ahora es cuando tenemos que decidir, seguir con este proyecto o abandonar. Puede que lo dejemos por ese día, sólo por un rato, o a veces, para siempre.

La decisión anterior determina el resultado final de lo que hicimos, puede haber llevado más o menos tiempo, gustado más o menos, perfecto o imperfecto, convencidas o no. Personalmente lo que más valoro de todo este proceso es el momento presente que vivimos mientras lo hacíamos, lo pensábamos, lo imaginábamos, es un momento de profundo disfrute, conexión y amor por eso que estamos haciendo con nuestras manos. Creo que el mayor aprendizaje se encuentra en el hacer, el resultado obtenido puede mejorarse con la práctica, no debe ser algo que nos haga sentir frustración. Por supuesto que siempre le vamos a encontrar las imperfecciones, pero eso no debería detenernos a seguir creando.

Hace tiempo estoy pensando y dándole vueltas a este tema, el blog me pareció un buen espacio para que podamos debatir y contar nuestras experiencias, cómo nos sentimos, qué pensamos, cómo es nuestro proceso de crear y hacer. Así que espero sus comentarios al respecto de este tema. Qué sienten ustedes al momento de crear? Cuál es el momento de hacer con sus manos que más les gusta? Sintieron alguna vez esa frustración cuando intentamos hacer algo nuevo?

Les dejo un fuerte abrazo,
Flor.